Tú siempre ganas: Es el fin del mundo (tal y como lo conocemos)
Tú siempre ganas, el tercer y último disco en la carrera de Hazte lapón, es el último intento de dejar algo duradero en un presente marcado por lo fugaz. Un disco extenso y poliédrico para la era de la inatención, la impaciencia y la decadencia post-indie. Sacar 22 canciones que hablan de la vida en pareja, la paternidad y la madurez puede parecer un acto suicida, pero para ellos es el único camino posible. Este acto final, suicida o no, supone ser protagonistas de sus propias canciones por última vez.
A nivel musical, el grupo ha decidido mantenerse fiel a la idea que les ha acompañado desde el inicio: solo hay una salida, apartarse del canon indie y su conservadurismo y buscar ideas en el amplio abanico del pop. Para este tercer disco toman como referencia otros discos ambiciosos, heterodoxos y un poco chiflados, que estaban guiados por un planteamiento similar: Giant steps de The Boo Radleys, Skylarking de XTC, Los diarios de petróleo de Chucho, Illinois de Sufjan Stevens o, cómo no, 69 love songs de Magnetic fields. Discos que suponían una revolución desde dentro, que eran a su vez modernos y clásicos, innovación y reciclaje.
Para adaptarse al presente, Hazte lapón han decidido separar por un lado su formato digital y por otro, el formato físico. A nivel digital, el disco ha salido dividido en dos partes, cada una de las cuales funciona como un disco en sí mismo, y además, como la mitad de un conjunto. El formato físico, sin embargo, reunirá todas estas canciones en una edición deluxe, que incluye un disco, una historia y un juego.
Tú siempre ganas: un disco, una historia y un juego.
La temática de este disco caleidoscópico es la vida real de una pareja, la formada por Lolo y Saray, una vida a medio camino entre la narración confesional y la ficción. Pero para proponer una lectura nueva de esta historia, Tú siempre ganas saldrá con un juego con tablero y cartas, que, como una rayuela pop, propone una lectura y una audición diferente, que altera el orden de las pistas y que además, vincula la historia de Lolo y Saray a la de una serie de personajes que pasan a formar parte del universo lapón, y cuya biografía quedará enlazada a sus vidas, y a su vez, a cada una de las canciones del disco.
De este modo, mitos griegos como Ulises y Penélope, santos como San Crispín y Santa Teresa, o personajes de la cultura y la ciencia, como Tesla, el matrimonio Nabokov, Heisenberg, o la familia Panero, se convierten en cartas del juego y piezas de este puzzle musical, y sirven de hilo conductor para abordar temas recurrentes como la familia, el paso del tiempo, la locura, la felicidad o la muerte.
El disco, el juego, y un libreto de cuentos breves, uno por cada canción, forman un todo indisoluble, que mira la vida cotidiana desde diferentes ángulos, desde el más cómico al más dramático.
La despedida del grupo, que se hará oficial tras este disco, no deja de ser un último acto de coherencia y un modo de dotar al proyecto musical de un principio, una evolución y un final.
Tú siempre ganas: un anti-formato y una nueva forma de audición.
Con este juego, Hazte Lapón intenta dar una vuelta de tuerca al concepto “anti-formato”. El propio trampantojo que es el envoltorio, con una carpeta de formato de LP 12” que, al abrirse, no contiene un vinilo, sino cartas y un tablero, es solo la primera de las sorpresas.
El disco se puede oír de forma convencional, puesto que viene acompañado de un CD, pero también puede “jugarse”. Durante el desarrollo de una partida de este disco “jugable”, los jugadores “capturarán” las canciones mediante códigos QR que cargarán y abrirán en sus dispositivos móviles. El orden de las canciones será el elegido por cada oyente/jugador: a veces por interés del juego, a veces por su estado de ánimo, quizás solamente porque determinada canción es su favorita o porque quieren oír una en concreto. Esto rompe el viejo tracklist, acercándose a la experiencia digital del streaming o la audición en Youtube, haciendo que cada nueva escucha del disco sea distinta.
En cuanto al tablero en sí, no es sino un leitmotiv concéntrico sobre las relaciones personales a lo largo de la vida. Las cartas, con todos sus personajes, y las canciones, quedan incluidas en estos círculos y se enfrentan en batallas que, en realidad, son como las relaciones afectivas, modos de quedar unidos.
Los personajes de esta historia, como en un álbum de familia dinámico, representan a las canciones, pero además tienen su propia historia, sus habilidades, sinergias y estrategias. El propio juego no deja de ser un modo de generar un vínculo de cada oyente/jugador con cada canción. Así, casi sin querer, el jugador hace suyas las canciones, aprende de qué van y sobre qué hablan, conoce las letras y baila los ritmos.
El anti-formato se ha intentado muchas veces, pero esa posición kamikaze de un grupo que ya ha decidido poner fin a su proyecto, en plena crisis de la música independiente y los viejos formatos, permite a Hazte lapón llevar esta idea al límite de sus posibilidades. Así confluye la idea iconoclasta de romper con el formato clásico y a su vez, el deseo de crear una obra dinámica y tangible, que aporta un valor añadido al contenido musical y que intenta, además, cambiar la manera de escuchar el disco, adaptándose de alguna forma al caos y la atomización propios del siglo XXI.
Trata de dar un valor añadido al hecho de escuchar un disco, haciendo que este sea un juego social. La música queda así unida a una experiencia, la de ganar o perder. La más importante de las cosas no importantes.